28 julio 2006

Damas


Con qué urbana mueca
te empeñarás en dar la bienvenida,
qué gestos ampulosos de tus manos
se detendrán al borde del buen gusto
con qué palabras
tamizadas, estériles, sonoras
escribirás la crónica del día
detallando texturas y colores
situación, argumento, escenario, momento
coyuntura causal, su nudo y desenlace
de qué modo hilarás, con qué fibras
vas a volver sedosa la aspereza
de mentir ante mí y ante la historia
deforme y mínima
de unos días pasados
en palacios que nunca mereciste
sobre un tapiz de Persia, displicente.
No encuentro un sólo modo, todavía
de no verte pequeña y desolada
entrando sin querer a un mundo muerto
intensamente decorado
y triste.

25 julio 2006

Alrededor de la sangre



De color rojo brillante, o escarlata
su corazón es de agua,
un plasma amarillento
donde millones de células
trafican o atraviesan
nutren o arrastran.
Tiene un olor característico,
su relativa densidad oscila poco.
En el adulto sano, su volumen
es una onceava parte de su peso,
(ah, el peso de estos cuerpos que cargamos).
Un milímetro cúbico de ella
contiene cinco millones de corpúsculos,
transporta sales y sustancias
orgánicas
disueltas,
cuando cede su oxígeno, se azula.
Si en vano se derrama,
si a destiempo,
lleva en sus flujos la muerte y da la muerte
-ese otro río-
alrededor del cual edificamos
las casas y los templos
el cuartel y el hospicio,
las ferias y las cárceles,
los sueños del poder
-ese delirio que adormece las conciencias-
y el mítico poder de los que sueñan
porque al final, por fin, están despiertos
y divisan su aldea
desde la orilla más lejana
reconociéndola en las otras,
y hacen lo propio, lo que debe al fin hacerse
construir cada día
lentamente
a la luz y a la sombra
una nave grandiosa de altas velas
un arca blanca que nos salve del diluvio
que resista los vientos, las tormentas,
balsa del bien que a flote,
suspendida
nos lleve a anclar en el puerto de un destino
habitando en parejas, nuevos mundos
-ese otro río de las sangres indistintas-
ese fluido de las aguas hacia el centro
mar de la sangre,
único mar que nos soporta y nos circunda
desde el fin al principio
baño de sal que nos resarce en cada herida
casa y aldea
(si cada aldea es una y es la misma)
madre de pechos que han sangrado bajo el manto
piedad primera
agriada leche mezclada con azufre
de un cielo en llamas
piedad primera
en las cavernas, lacre de dioses
alfa y omega, sangre de todos
sangre única.

22 julio 2006

Detrás / Dahinter



Detrás

Se ve a lo lejos y te atrae
su tenue luz
de farol de papel, iluminando
la trastienda del sí
el oculto desván donde se guardan
el arcón del tesoro y las verguenzas
(cofre del mal, del bien).
Afuera hiela
sobre la hierba blanqueada de los campos
en ciegas multitudes, se figura la nada.
Aún en pie como las torres
que enmarcaron las puertas de la ciudad perdida
(se hundía en las mareas
sus barcos ebrios, sus hombres necios
no fueron más que un puñado de arena en las arenas
de la playa infinita).
Siempre quedan vestigios, -hay señales-
alguien talla unos signos en las piedras,
deja restos de sal,
de ese polvo del oro más antiguo
sobre el desorden triste de las ruinas.
El agua trae,
trafica con lo sólido que lleva,
captura con su astucia
tantos peces sonámbulos
peces
de carne y sangre, anfibios peces
con un baño de plata en sus escamas
vida
en la entraña porosa de la tierra.
Se ve el alma del hombre
a contraluz
como el revés de un tapiz donde se anudan
los diez mil hilos que cruza y entrecruza
alrededor del universo
su dúctil mano de dedos invisibles,
su fuerza sin medida, sin número y sin nombre.


Dahinter

Aus der Ferne zieht dich
das schwache Licht eines Lampions an,
beleuchtet die Ladenräume
in denen das Ja lagert, den
Dachboden auf dem
die Schatzkiste und die Scham
(die mit Schlechtem und Gutem befüllte Truhe)
verborgen steht.
Draußen friert es
auf dem geweißelten Gras der Felder
stellt sich hundertfach blendend das Nichts dar.
Noch standfest wie die Türme
an den Toren der versunkenen Stadt
(in den Fluten gingen trunkene Schiffe unter,
deren irre Besatzung
sich als eine Handvoll Sand in den Sanden
eines unendlichen Strandes verlor).
Wo Fährten sind, entstehen Spuren,
jemand ritzt Zeichen in Steine,
es bleiben Reste von Salz,
Reste dieses Pulvers uralten Golds
im tristen Gewirr der Ruinen.
Die Wellen spülen Dinge an,
handeln mit Treibgut,
ködern schlaftrunkene Fische
Fische
aus Fleisch und Blut, Amphibienfische
mit ihren Schuppen in Silber getaucht
Leben
Aus dem löchrigen Innern der Erde.
Es zeigt sich die Seele des Menschen
gegen das Licht gesetzt
als Rücken eines Teppichs
von geschickter Hand
zahlen-, maß- und namenlos
mit unsichtbaren Fingern
aus zehntausend Fäden
rund um das Universum
gewebt.


(traducción de Rike Bolte)


La versión alemana de este poema, obra de la generosidad de Rike, se puede leer en http://www.satt.org/latin-log/

A los enmudecidos




Ah, la locura de la gran ciudad cuando al anochecer,
junto a los negros muros, se levantan los árboles deformes
y a través de la máscara de plata se asoma el genio del mal;
la luz con látigos que atraen ahuyenta pétrea noche.
Oh, el hundido repique de las campanas del crepúsculo.

Ramera que entre escalofríos alumbra una criatura
muerta. La ira de Dios con rabia azota la frente de los poseídos,
epidemia purpúrea, hambre que rompe verdes ojos.
Ah, la odiosa carcajada del oro.

Pero una humanidad más silenciosa sangra en oscura cueva
forjando con metales duros el rostro redentor.


GEORG TRAKL

21 julio 2006

Lo que parece y lo que es



Un rostro no se deja analizar en un instante: necesita una consecuencia.

LICHTENBERG

17 julio 2006

El lugar del principio

















La casa está perdida en un jardín
o un jardín esconde en su garganta el hogar que
vivimos,
lenguaje elemental,
laberinto de piedra,
las ramas de los árboles que abrazan
a ese mundo herido en el costado.
A veces el jardín respira y deja ver
esas paredes que alguna vez fueron de luz.
A veces inventan un mundo sin saber
que no se entra jamás,
que hay que permanecer afuera de la Historia.

La casa está perdida en unos ojos que nunca más veré.
La casa está perdida en esa misma casa.
La casa es una pérdida constante
en cualquier jardín.

La casa es un jardín perdido
en el lugar de la memoria.

ENRIQUE MOLINA

Inter-rogatorios


Qué bruma nos disturba
la ruta de los ojos
cuando
se encuentran
anclados en un punto
fijos
qué áspera mano
de pulso tembloroso
qué torpe gesto de razón
o demoníaca cólera de dioses
qué infortunada y fatal
rotación de los astros
suscribe estos bocetos,
este ensayo de la nada
hacia qué cosas.

Doble juego





Del todo a cada parte. De cada parte al todo.

15 julio 2006

Nadar a tu memoria


A Claudio Conte



Necesitaba estar cerca del agua
bordear el río, vadear la orilla del océano
respirar la humedad
mojarse con la lluvia
sentir
cómo cruje la garúa en los oídos
mientras los pasos cuidadosos
deshacen los espejos de los charcos.
Tal vez siempre fue así,
pero creció la red
y en los años oscuros
las arañas pacientes
restauraron sus nidos en los páramos.
Una vez me contó
esos años lejanos de su vida
trabajando,
(le pagaban por eso)
cuidaba un cementerio
en un pequeño pueblo,
al sur de Italia.
Cortaba al ras el césped,
lo regaba,
lustraba placas,
u organizaba con arte los ramos
que formaban las flores en las lápidas.
Era una especie de pastor
el bucólico guía
de un rebaño de muertos
su oficio era cuidar
la capa fina
de esa vida que cubre
con un manto de césped, de lilas, de amapolas
lo que se hunde en la tierra
en la raíz del más allá,
vestir para los ojos
la corrupción del hueso y de la carne
la decadencia de la idea y las imágenes.
Dijo algo como esto:
-me gustaba-
sentado bajo un árbol
pasé días enteros
sin pensar
sin sed ni hambre ni ganas de fumar
no deseaba,
no sentía
que me faltara nada.
Sonrió
y era una hilera blanquísima de dientes chiquititos
una mirada enrarecida por sus pestañas rubias
unos hombros alzándose en un gesto de niño.
Casi siempre
terminaban así nuestras conversaciones;
después sonreía yo
y enseguida los dos
en un silencio que chispeaba
como una rama seca
en el centro del fuego,
mirábamos el río.

04 julio 2006

Jardín de rosas


Qué empobrecida
qué gastada y ajena
suena ahora
la música de entonces
los colores
la ropa
la manera que tenían de peinarse
cada cosa
que se dijeron esa noche
como si
el lenguaje también envejeciera
ajadas
las palabras
cayendo
en esa fuente del desdén
donde el día permite
que se vayan hundiendo
los deseos pasados y perdidos
el inexacto
cálculo de una promesa
esa mentira postergada
a destiempo del tiempo:
mañana no, es también
hoy
tan
poco.

03 julio 2006

Cortejo


Vos me viste esa tarde
fuiste conmigo allí
-los dos andamos
por caminos distintos
que en un tiempo se cruzan-
me acompañaste desde
la corteza cercana de la tierra,
aunque a veces nos perdíamos
en las corrientes rápidas del aire:
en el ritual, estabas
tus ojos claros lo guardaron todo,
ensayaban conmigo
lo que podríamos llamar
(desde el abismo del sentido)
misericordia.
Cuando
se posa sobre otro
eso invisible que desborda
el cerco, el límite, el contorno,
todo se cubre con la luz
de esas astillas
regurgitadas por el cielo
de los días nublados.

01 julio 2006

Ya no te guardaré




Ya no te guardaré, se deshizo la música
Donde me pareció que estabas.
Eran cristales rotos, o arena, no sé bien:
yo pisé y comprendí.

Comprendí con asombro que el tiempo se estiraba
desesperado y sin sentido
y que yo no era nadie
excepto el que te amó.

Eran cristales rotos, piedras o desventuras,
Eran cuerpos enormes o cenizas, no sé.
Yo pisé y comprendí.

Raúl Gustavo Aguirre (1927/1983)

Buono-Striano



Las trizas no se ven.
!Oh gran sorda al viento!
El viento hace trizas el tiempo.
El día se ha vuelto oscuro
para volverse a aclarar,
para ser otro día.
Mi larga espera no puede ser siempre.
El amor tiene que estar aquí...
no a cien leguas a la redonda.
El gallo despierta,
el pájaro doméstico del canto a la madrugada.
Mis ojos comienzan a licuarse en contacto con la luz.
Pero la llamarada sin estrépito del corazón
no despierta a los vecinos.
Ella (es decir vos) ya duerme
pero yo sigo despierto.
Ella dejó todo para la mañana.
Es hora, me dijo.
Yo me he quedado como pez fuera del agua
de su mirada...
Feliz de vos (de ella),
pero Dios te (me) oiga,
porque yo no estoy tan seguro
de hasta mañana.
Nada se sabe hasta mañana.
Hay una gran diferencia
entre el soñador y el dormido/a.
Entre los pájaros que duermen
y el gallo, cantor del alba.
Entre sus ojos cerrados
y mi ojos abiertos.
Todos están afuera (aunque duerman),
todos se han ido
hasta mañana.
Los que duermen han cerrado su sueño
con siete llaves
hasta mañana.
Los insomnes de amor y los otros
se quedan,
esperan.
Y yo visito fábrica de encendedores perdidos.
(Hoy no sólo se fabrican objetos para tener sino también
objetos para perder.)
Pero los encendedores perdidos
no hablan con los paraguas perdidos.
Y yo me voy, pájaro negro,
con el paraguas infinito de la noche
acribillado por tus miradas,
por el recuerdo de tus miradas.
La madrugada es dura
como el pan del olvido.
Tu mirada es sólo un recuerdo
hasta mañana.

RICARDO ZELARRAYAN

Confesiones



Dijo:
tengo una biblioteca
plagada de razones
de serpientes que muerden
su propio carne, envenenándose
de trampas
y subterfugios
podría incendiarla, no me sirve
no sirvo a su propósito fundante
sólo alarga en mis noches
la zozobra
clava puñales en el sueño
es una árida meseta en la que siento
la lengua seca
el cuerpo, que me excede, no me basta
pero me alejo, si lo pienso.
En otros días
esa ha debido ser
su virtud más extraña
operar
entre las cosas o los seres
como una mano
una mano seguida
de un largo brazo que consiga separarnos
hoz en poder de quien se interna
abriendo claros en la fronda
lejos
distante del latido,
ordenada en secuencia
sobre atestados anaqueles
(la morada del polvo)
allí estaba la selva.
Ahora
sólo percibo el hueco de este cáliz
este pozo
teñido de carmín
encarnado en el fondo:
así será
la sangre
el vino
el tono de mis labios cuando te hable
nuestras lenguas
el corazón que traigas
el que llevo
apretado en el pecho
o deshecho de brillos
sobre las palmas temblorosas
de mi mano en tus manos.