06 febrero 2006

Encaje



Hilar bordar tejer
enlazar anudar unir
obrar como si el tiempo
esperara la obra
obrar
decididamente
en un sentido que dirima
un acto, un acto claro
obvio como una orquídea
un pájaro
unas lluvias de abril sobre los campos
lanzar la flecha que zanje
(las cuestiones se abren
oscuras, múltiples)
concibiendo ese blanco que ilumine
ensayando ese gesto
del que busca ser digno
-al menos algo hizo,
algo deshizo-
suspender el suspenso
el vilo de los hilos
pasar la línea
el riesgo
tramar después y cada vez
encajes más sutiles
sin volver la cabeza
la mente atrás
el tiempo nos devora
mientras tejemos sus instantes
esperando que pase
(esperando que espere)
el fin, la acabada manía
de insuficiente dios,
la obra.

5 comentarios:

Bardamu dijo...

La araña del tiempo tejiendo su propia tela, acechándonos, enredándonos.
Encajes, casi mortajas de sutileza.
(Vaya imagen que me generó el poema...)

Anónimo dijo...

para mí que eso lo hizo una araña de esas bien grandes. esas que, para tejer, tranquilamente podrían utilizar las agujas de la abuela.

saludos.

inx dijo...

Nos seguimos el hilo, Bardamu, estamos tejiendo una tela más extensa, tal vez abrigo, tal vez mortaja, ¿cómo saberlo?
Voyeur: ¿está pensando en la famosa "galponera"? No estuvo lejos, lo del "encaje" evocaba algo de eso. Lejanamente.

MUNDOGUSANO dijo...

la obra que nunca acaba

Bardamu dijo...

Solo al final sabremos, si alguna vez hemos de saber.
Quizás sea mejor no saber, y seguir.
Recuerdo que todavia no le he acercado un pequeño texto de Stig Dagerman que me quedó en deuda.
No tengo tu mail para enviarlo, Inx. Si es posible acercame tu dirección de mail al mío: mujaimovich@yahoo.com.ar