17 mayo 2008

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17 o5 05 - 17 05 08



Sigue acá

25 abril 2008

Raro



Serigrafías de Pablo Obelar


Bajo una luz nocturna
de amarillos faroles
tu piel gana reflejos,
brillos inesperados.
Debajo de tu frente,
pincelada morena de un íntimo verano,
arden tus ojos claros
y el cristal de tus lentes
como un eco, transforma
esa mirada fija que no todos resisten ni celebran
cuando los roza y deja
cercados y a la espera
de un enorme secreto que podría revelarse
o una frase cortante como un cuchillo exacto.
Estás por fin aquí
tu cuerpo se acomoda en un vacío antiguo
como quien viste un traje
que han hecho a su medida,
tu voz rasga silencios
convirtiendo en arena
lo que pudo ser alto como un bloque de piedra
cubierto por el hielo
de un invierno tras otro
en el ancho escenario de este llano,
este páramo
de opacas circunstancias
y sujetos opacos
asomando entre lazos
de áspera maleza
que prospera en la noche
de sombra interminable.

23 abril 2008

Procura de la poesía


No hagas versos sobre acontecimientos.
No hay creación ni muerte ante la poesía.
Frente a ella la vida es un solo estático,
no calienta ni ilumina.
Las afinidades, los aniversarios, los incidentes personales no cuentan.
No hagas poesía con el cuerpo,
ese excelente, completo y confortable cuerpo, tan enemigo de la efusión lírica.
Tu gota de bilis, tu máscara de gozo o de dolor en lo oscuro son indiferentes.
Ni me reveles tus sentimientos,
que se prevalecen del equívoco y tientan el largo viaje.
Lo que piensas o sientes, eso aún no es poesía.

No cantes a tu ciudad, déjala en paz.
El canto no es el movimiento de las máquinas ni el secreto de las casas.
No es la música oída de paso; rumor del mar en las calles junto a la línea de espuma.
El canto no es la naturaleza
ni los hombres en sociedad.
Para él, lluvia y noche, fatiga y esperanza, nada significan.
La poesía (no extraigas poesía de las cosas)
elude sujeto y objeto.

No dramatices, no invoques,
no indagues. No pierdas tiempo en mentir.
No te aborrezcas.
Tu yate de marfil, tu zapato de diamante,
vuestras mazurcas y supersticiones, vuestros esqueletos de familia,
desaparecen en la curva del tiempo, son inservibles.

No recompongas
tu sepultada y melancólica infancia.
No osciles entre el espejo y la
memoria en disipación.
Que se disipó, no era poesía.
Que se partió, cristal no era.

Penetra sordamente en el reino de las palabras.
Allá están los poemas que esperan ser escritos.
Están paralizados, mas no hay desesperación,
hay calma y frescura en la superficie intacta.
Helos allí solos y mudos, en estado de diccionario.
Convive con tus poemas, antes de escribirlos.
Ten paciencia, si oscuros. Calma, si te provocan.

Espera que cada uno se realice y consuma
con su poder de palabra
y su poder de silencio.
No fuerces al poema a desprenderse del limbo.
No recojas en el suelo el poema que se perdió.
No adules al poema. Acéptalo
como él aceptará su forma definitiva y concretada
en el espacio.

Acércate y contempla las palabras.
Cada una
tiene mil fases secretas sobre la neutra faz
y te pregunta, sin interés por la respuesta,
pobre o terrible, que le des:
¿Trajiste la llave?

Repara:
yermas de melodía y de concepto,
ellas se refugian en la noche, las palabras.
Aún húmedas e impregnadas de sueño
rolan en un río difícil y se transforman en desprecio.

Carlos Drummond de Andrade

20 abril 2008

Chicas en el humo


Sábado a la tarde en la terraza de mi casa

19 abril 2008

De Ulises a Telémaco






















Querido Telémaco, la Guerra de Troya
ha terminado. No recuerdo quién venció.
Los griegos, debe ser: los griegos, quién si no,
puede dejar en tierra extraña tantos muertos...
De todos modos, el camino que me lleva al hogar
resulta que se alarga demasiado.
Como si Poseidón, mientras perdíamos el tiempo,
hubiera dilatado el espacio.
Ignoro dónde estoy y lo que veo ante mí.
Al parecer, una isla, sucia, arbustos,
casas, gruñir de cerdos, un jardín
abandonado, cierta reina, hierba y pedruscos...
Telémaco, querido, en verdad
todas las islas se parecen una a otra
cuando es tan largo el viaje: el cerebro ya
va perdiendo la cuenta de las olas,
el ojo, tiznado de tanto horizonte, echa a llorar,
la carne de las aguas obtura el oído.
No recuerdo ya cómo acabó la guerra,
ni cuántos años tienes hoy, recuerdo.

Hazte hombre, Telémaco, y crece.
Sólo los dioses saben si hemos de encontrarnos.
Tampoco ahora ya no eres el chiquillo
ante el cual detuve aquellos toros.
Hoy, de no ser por Palamedes, estaría a tu lado.
Pero tal vez sea mejor así: pues sin mí
te has librado de los males de Edipo,
y en tus sueños, Telémaco, ignoras el pecado.

Joseph Brodsky
De "No vendrá el diluvio tras nosotros" (Antología 1960-1996)
Versión de Ricardo San Vicente

17 abril 2008

Y ya que estamos...




La enorme Sarah

Hipótesis ahogadas






¿Y no será que a raíz de la prohibición que rige para los bares y todos los lugares públicos, salimos todos a fumar a la vereda?



13 abril 2008

Aspid

A tantos años de tu muerte
pienso La Muerte
la de máscara lisa
blanca
igualitaria
la que roza los días
esparciendo en el aire
su negra limadura
-polvo en el polvo-
pienso en el pozo
de un osario común
cuando se rinden o se escapan para siempre
los guardianes de símbolos
legados
cenizas,
letras.
Pienso y pienso
en la palabra
que escribo y que clausura
el más denso silencio,
caldero donde hierve lo posible y
los cerrojos,
la herrumbre
que carga lo que digo.
Los pasajes que abro
se iluminan de pronto
como de tarde, la calle
bajo los focos
y entonces, un más certero golpe
desvanece
lo que el sol desnudaba
-en blanco sobre negro-
esa pura,
brevísima
verdad del mediodía.

La lengua es el veneno.

Recurrencia



Una escena
que debió ser sembrada
allá en la infancia
cuando el mundo es apenas una idea,
una imagen perfecta
encerrada en contornos
-mosaico bizantino-.
Como un ciego, buscaste las palabras
indagando las cosas
con las húmedas yemas de los dedos,
cargando el universo
cerrado y silencioso
en tu pequeña espalda,
ángel
desplegando las alas:
una que es todo el bien que conociste
y la otra
el horror entrevisto
en un vuelo rapaz
alrededor del cuerpo,
sobre
tu oscuro cabello enmarañado
la mano que tortura tu cabeza,
nido de suma oscuridad,
tormenta inapelable
donde tiritas
solo.
Hacia el confín del día
herido por la noche interminable
cierras los ojos a un funesto resplandor
el poder de tus alas
puede llevarte hasta los límites del cielo
el brillo de la púrpura sagrada
o la mancha indeleble
la vergonzante
sangre
de tu sangre.

La verdad que los muertos conocen



Para mi madre, nacida en marzo de 1902, muerta en marzo
de 1959, y para mi padre, nacido en febrero de 1900,
muerto en junio de 1959.


Se acabó, digo, y me alejo de la iglesia,
rehusando la rígida procesión hacia la sepultura,
dejando a los muertos viajar solos en el coche fúnebre.
Es junio. Estoy cansada de ser valiente.

Conducimos hasta el Cabo. Crezco
por donde el sol se derrama desde el cielo,
por donde el mar se mece como una cancela
y nos emocionamos. Es en otro país donde muere la gente.

Querido, el viento se desploma como piedras
desde la bondadosa agua y cuando nos tocamos
nos penetramos por completo. Nadie está solo.
Los hombres matan por ello, o por cosas así.

¿Y qué ocurre con los muertos? Yacen sin zapatos
en sus barcas de piedra. Son más parecidos a la piedra
de lo que lo sería el mar si se detuviera. Rehusan
ser bendecidos, garganta, ojo y nudillo.

Anne Sexton

11 abril 2008

Letras

En Agua Va





Last blues, to be read some day



Era un sólo galanteo,
seguramente lo sabías-
alguien fue herido
hace mucho tiempo.

Todo está igual,
el tiempo ha pasado-
un día llegaste,
un día morirás.

Alguien murió
hace mucho tiempo-
alguien que intentó,
pero no supo.

Cesare Pavese

07 abril 2008

Pieza única



y preciosa

06 abril 2008

Entre tanto


Descálzate y camina
dando saltos que eviten
el calor en la piel de tus plantas cansadas
acércate hasta el borde
mira qué es lo que ocurre
al otro lado:
la tarde se desarma sobre una linea recta
de un color irreal, angustiante,
difuso,
como el concierto agudo de las calles
para quien sale
del cuarto de un hotel en el que amó
o un hospital
en el que ha visto
la danza persuasiva de la muerte
respirando al unísono
con una inútil máscara.
La ropa sucia pesa
sobre el cuerpo de ayer,
así es que pesa todo
lo que no expulsa el día en su flujo constante
ves las caras deformes de los otros
irreales
lejanas,
así verías la tuya si enfrentara
un espejo que surge sin aviso.
Dicen que aquél que observa
los bordes de sus pies
mira al pasado,
que quien anda de prisa
suprime
con un tonto artilugio
el tiempo de su viaje
como si el tiempo, en tanto
no existiese
como si hubiese muerto
un lapsus, un rapto
un desmayo de débiles conciencias
entre un lugar y el otro.
Algunos creen que el viaje
es un lugar inacabado
en el que no se está, que ir es abstraerse,
ser llevado, arrastrado
abducido de pronto
por la imposible luz de alguna nave-madre
y por eso indagamos, nos inquietan
esas escenas breves de los subtes
detrás de las oscuras ventanillas
de raudos automóviles,
o aún en terminales infinitas
donde zarpan los trenes
entre el metal y el humo
y una mano pequeña que se agita.
Yo, en cambio, desearía
cada vez con más fuerza
quedarme en ese espacio que se abre entre las vías
yo quiero para mí
con fervor, cada día
el hueco amurallado por dos hierros durísimos
si es allí donde late
el principio de todo lo que espero.

El libro de la Luc


El humor es sin duda una weltanschaung, una forma de percibir y dirigirse hacia el mundo. En esa línea que se extiende y se eleva en sus extremos como sonrisa, mueca que acusa el golpe de un perdido paraíso y se proyecta hacia un posible estado de cosas que bien podría no suspender el dolor, pero al menos, sería capaz de volverlo tolerable; escribe Rosana. Como una bruja que elabora su pócima alquímica mezclando las más diversas sustancias, combinándolas, hasta que un inesperado acontecimiento ordene las secuencias planetarias y la piedra filosofal se bañe del áureo brillo perseguido, y acontezca así, la iluminación, en medio de la espesa capa de sombra que nos cubre, a nosotros y al mundo. Porque el humor es estrategia, armadura para no entregarse inerme al golpe de los muchos dolores que la vida nos guarda, (la muy turra). Y es también una forma elaborada del amor, una caricia que se presenta como maniobra distractiva, pero con fines serios. Dicen los chinos, (que por algo tienen los ojitos así de chiquitos) que la amargura contrae y la alegría es en cambio, expansiva. Como una onda que abarca círculos cada vez más amplios, incluyéndonos, agrupándonos, acercándonos al calor de los demás, así operan estos tutiplenes. Aquí hay un poeta que canta loas a la luna y una luna que se harta de sus barroquismos y lo dice, hay un destino marcado en los berberechos, fantasías que viajan en los trenes en las horas pico, tragedias griegas ambientadas en el conurbano bonaerense, canciones que se resignifican en nuevas asociaciones, regodeos polisémicos, gracias de reunión familiar, dedicatorias, frustraciones devenidas en gags, críticas a lo que se aparta del corazón para pensarse a solas, inútilmente, ironías acerca de la propia ilusión de novela de la tarde, memoria de barrio, de infancia, de lecturas, de amores. Hay una mirada de mujer con la pintura corrida y en ojotas, versos que se escriben en la cocina, alternando la pluma con el cucharón. Y aún así, en este aparente caos, hay la sistemática, la perseverante acción de quien se da, ofreciendo a manos llenas su genio. Un genio que mora en un frasquito con moño de raso, al alcance de todos los bolsillos pero sólo de unos pocos corazones abiertos y sensibles. Leanlón, no sean giles, me lo van agradecer.


Se presenta el 9 de Abril , a las 19.30 hs. en la sala Jacobo Laks del Centro de la Cooperación

03 abril 2008

Utilísima

Casi tan necesaria como una boquilla Tar-Gard, aquélla con "expulsor automático de colillas".

Genio atemporal

No soy tan joven como para saberlo todo.

Oscar Wilde

01 abril 2008

Ofertas

El título nobiliario y el reino te cuestan unos pesitos más.

Enviado por Mónica, nuestra corresponsal en México.

29 marzo 2008

Quién, cuándo, qué


La oscuridad es mar
que empuja hacia tu fondo.
Eran todo de mí
sus frágiles veleros,
dije nombrando
lo que aguarda en los huecos
agazapado a expensas del sentido.
¿Era yo la sustancia
de tu debilidad
anegada de espuma
herida por la cuerda tensa que aprisionas
o servil al dolor
de las amarras sueltas
que las olas se llevan
como si fuesen peces
minúsculos y muertos?
¿Sabría flotar en la espaciosa superficie, o
enfrentar, a escondidas
la turbia desazón de los espejos
rotos, clavados
con la certeza y la sapiencia del verdugo
en los extremos del madero?
¿ Podrías, después
hallar algún camino de regreso
allí donde no hay nada
que pueda devolverte, ni llevarnos?
¿Tendríamos un resto de aquél aire
en las celdillas del pulmón petrificado
o así, sin más,
un pasaje de tiempo
vano,
puro
nos dejaría, cianóticos,
como eslabones discontinuos
a lo largo de un surco
que irá borrándose, despacio
como la marca del agua
en las orillas?

Dudo. No sé saber.
El mar, como el amor
amor,
es siempre oscuro.

Jardín de invierno


Se abre a la luz del día
temblorosa
una corola suave
su tiara de
furiosa púrpura
crispada por el frío
en cielo oscuro
su oscuro celo
cede
a una corona dulce
el don se le derrama
le concede
su transparente savia.
Así es toda posible
sabiduría:
amarse así,
de rama
en rama.

Una del campo



popular

26 marzo 2008

Aguirre póstumo y el silencio de la feria

El ejercicio de la poesía siempre se tratará de una tragedia, y para colmo, de una tragedia solitaria: mal leídos y peor comprendidos, los verdaderos poetas, a pesar de las apariencias, son (desde el punto de vista del público) póstumos. La ventura del poeta es otra: consiste en realizarse en su supremo acto de comunicación (que es siempre un don, una entrega de sí mismo a los otros), realizarse en el acto supremo del poema. Y allí termina lo principal. El resto es circunstancia, azar, ruido o silencio de la feria, y nada más.

Ya no te guardaré

Ya no te guardaré, se deshizo la música
Donde me pareció que estabas.
Eran cristales rotos, o arena, no sé bien:
yo pisé y comprendí.

Comprendí con asombro que el tiempo se estiraba
desesperado y sin sentido
y que yo no era nadie
excepto el que te amó.

Eran cristales rotos, piedras o desventuras,
Eran cuerpos enormes o cenizas, no sé.
Yo pisé y comprendí.



Raúl Gustavo Aguirre

Ajeno

Foto: Oscar Bony

Largo se le hace el día a quien no ama
y él lo sabe. Y él oye ese tañido
corto y oscuro del cuerpo, su cascada
canción, siempre sonando a lejanía.
Cierra su puerta y queda bien cerrada;
sale y, por un momento, sus rodillas
se le van hacia el suelo. Pero el alba,
con peligrosa generosidad,
le refresca y le yergue. Está muy clara
su calle, y la pasea con pie oscuro,
y cojea en seguida porque anda
sólo con su fatiga. Y dice aire:
palabras muertas con su boca viva.
Prisionero por no querer, abraza
su propia soledad. Y está seguro,
más seguro que nadie porque nada
poseerá; y él bien sabe que nunca
vivirá aquí, en la tierra. A quien no ama,
¿cómo podemos conocer o cómo
perdonar? Día largo y aún más larga
la noche. Mentirá al sacar la llave.
Entrará. Y nunca habitará su casa.

Claudio Rodríguez


23 marzo 2008

Delicias mexicanas





Mi amiga Mónica está en México. Desde allí envía estas maravillas.

La leyenda del tiempo

El sueño va sobre el tiempo
Flotando como un velero
Nadie puede abrir semillas
En el corazón del sueño

El tiempo va sobre el sueño
Hundido hasta los cabellos
Ayer y mañana comen
Oscuras flores de duelo

El sueño va sobre el tiempo
Flotando como un velero
Nadie puede abrir semillas
En el corazón del sueño

Sobre la misma columna
Abrazados sueño y tiempo
Cruza el gemido del niño
La lengua rota del viejo

El sueño va sobre el tiempo
Flotando como un velero
Nadie puede abrir semillas
En el corazón del sueño

Y si el sueño finge muros
En la llanura del tiempo
El tiempo le hace creer
Que nace en aquel momento

El sueño va sobre el tiempo
Flotando como un velero
Nadie puede abrir semillas
En el corazón del sueño


El sueño va sobre el tiempo
Flotando como un velero
Nadie puede abrir semillas
en el corazón del sueño

22 marzo 2008

Ida solamente

Recuerdo haber salido de la casa de una amiga y estar esperando el colectivo, siendo ya las 2 de la mañana, en A. Gallardo y Aguirre. Parada en esa esquina durante un tiempo considerable, vi pasar carros de asalto, jeeps del ejército cargados de hombres armados, sentí en la desolación de la calle, el miedo y la angustia de lo que parecía inevitable, acaso por haber sido tantas veces anunciado. No sé si han cambiado las cosas o habré cambiado yo. Por entonces, el pulso del país latía tan cercano que sólo un insensible o un idiota podía no escucharlo desasosegadamente. Fueron los años de mi juventud, ese año había cumplido 18. Cuando hagan la cuenta, aquéllos a los que les importa el número, intenten poner una cifra que equivalga a haber pasado bajo ese estado de cosas el tiempo de vida (y la calidad de esa vida) que transcurre entre los 18 y los 25 años. Intenten calcularlo: un índice que pueda dar cuenta de cuán vivo se está, se puede estar, rodeado de asesinos y de muertos.


Cecilia Minervini era estudiante de Bellas Artes y militante cristiana. Tenía 20 años cuando fue secuestrada, en agosto de 1977


Los subtes y los trenes llevaban gente bella
hacia hermosos lugares
nuestras huellas planeaban recorrer continentes
imprimirse en la grava, en el fondo del mar
buscarse en los espacios más angostos y altos
que la tierra ofreciera
los cuerpos eran lisos
y el amor se bebía la espuma de los sexos
como un tenso licor apresurado
los calendarios, rebosantes de hojas,
pendían de paredes de colores vivísimos
las grandiosas ideas se agitaban
en la boca de todos
como lábiles pájaros de plumaje armonioso
en pequeñas palabras de dulzura perfecta
Los subtes y los trenes llevaban gente bella
hacia hermosos lugares
un cielo despejado renunciaba a la noche
a los párpados muertos por el filo de imágenes
que enmudecen las calles
al pánico que duerme a tu lado en la cama
mientras velás las horas con tediosos cigarros
entre ásperas esferas que repiten maniáticas
el curso de este mundo.
Los subtes y los trenes llevaban gente bella
hacia hermosos lugares
en tus ojos clarísimos declaraba el destino
mejores intenciones.

Sábado de gloria

20 marzo 2008

Santo varón

played by Ian Anderson (Jethro Tull) with Orchester der Neuen Philharmonie Frankfurt and band (James Duncan, drums and percussion / John O'Hara, conductor / David Goodier, bass guitar and Florian Opahle, acoustic guitar) in Rosengarten Mannheim on 8th December 2004

18 marzo 2008

Noticias


Miro la calle
desde la ventana:
una mañana calurosa
en la que los árboles se agitan
de repente.
Así aparecen
como una saga detallista
tus imágenes,
como el viento en las copas
jadeando
en pleno marzo
en Buenos Aires,
y una cascada de nosotros
precipita
como chorros de agua que se hunden
en ríos tumultuosos
desde una gran altura.
Alguien habló
soltó
echó a rodar
unas palabras inciertas que incluían
una versión de vos,
una noticia
acaso no del todo inesperada
(si hemos sabido
con el tiempo
que al final del pasillo está la muerte
que el corredor, a veces, es un túnel
y otras, una ancha franja a cielo abierto
en la que puede
llover a cántaros
nevar, como en los polos
o descorrerse el velo que oculta las estrellas
antes de una tormenta de verano)
Alguien
y su voz vagamente conocida
- o íntimamente ajena-
puso tu nombre en la mañana de este día
puso tu nombre otra vez sobre mi boca
dentro y
trajo
como quien corta uvas o cerezas
-en racimos-
un tiempo que los dos hemos perdido,
la ironía
de ver girar la rueda de los hechos
presos, como las formas no nacidas
en un bloque de piedra,
en el perfil oscuro
de un alto acantilado
que nada rozará
salvo, tal vez,
el viento
ese que insista,
soplo por siempre inesperado,
en el tiempo que reste
de esta vida.

16 marzo 2008

Sobres vacíos


En el arcón de Pinturas ciegas

Caravana


Hacia Equus meus

Chinoiseries

En Agua va

Otro viaje



"La noche sugiere, no enseña.
La noche nos encuentra y nos sorprende por su extrañeza; ella libera en nosotros las fuerzas que, durante el día, son dominadas por la razón..."
(Brassaï)

Un viaje

14 marzo 2008

Benedictus


El hombre-papa

09 marzo 2008

06 marzo 2008

Archie

Subiste a ver
había luz
se oía desde lejos
una música extraña
un aire de free jazz
sin una organizada melodía
con un extenso solo donde el saxo
parecía gritar en los agudos
y escupir,
en los graves,
una retenida maldición
contra la luz del día,
no debiste golpear
la puerta estaba abierta
flotaba en el ambiente
la liviandad de un humo conocido
siempre amable
aromático
no hizo falta que hablaras
ni dijeras tu nombre
algunos lo sabían demasiado,
otros jamás se cansarían de ignorarlo
intentaste acercarte
a quien te pareció más dentro de este mundo
preparaba café
lo servía, despacio
en unas grandes tazas blancas
era una suerte de niña envejecida
o veterana de guerras juveniles
todavía en reserva, por si acaso
-no, por dios,
no uses la cuchara
como no sea sólo para servirte
el azúcar, no revuelvas con ésa
el fondo de la taza-
y te empujó apenas con el hombro
para salir de allí, con la bandeja
a llevar el café, hasta la sala.
Quedaste a solas, en la cocina
apoyaste las manos sobre el mármol
y observaste tus uñas
los nudillos oscuros de tus manos.
Después fue lo que antes había sido,
un rapto de sentido en un abismo
descolorido y líquido,
el lamento de bronce de Archie Sheep:
cuando algo duele así,
no es posible que suene de otro modo.

05 marzo 2008

un asunto mediocre



vanidades
palabras que se dicen
con la boca pegada
a los nidos del viento
reverberancias de la oscura
soledad de un objeto
tantas pequeñas cosas
que en un tiempo desfilan
esclavas
y el mismo traje cubre
tus desnudas creencias
deberías volver
a la inicial pobreza
aquella inevitable
ya en esta hora cae
la gotera insistente:
deberías curarte
de la herida del barro
de la grieta en la puerta
que no aisla
de ese aullido tan próximo allí afuera
la helada ráfaga que alcanza a cobijarse
en íntima intemperie
ser ese hueso manoseado
que se arroja a los perros
cuando nada te alcanza
deberías
deslindar lo que sobra
devolverlo
como quien pesca y abandona
por lujuria o inercia
echar al fin al río
un nervioso aleteo
de vida que se agita
ante el soplo cercano de la muerte
ser ese pez viscoso que remonte
con más gracia que otros, la corriente
henchido de su propia sangre fría
y otra vez
sumergido en el fondo del agua
vuelva a verse
deforme
en su reflejo.

01 marzo 2008

Aquí hay leones



Los cartógrafos de la antigüedad escribían en las regiones inexploradas: "Aquí hay leones".
W.B.Yeats. El crepúsculo celta

En el cielo azul claro de esta noche de luna
en los mares australes
en el cajón que cierra
esa llave pequeña
en la piel de tu espalda que cubre todo el día
esa camisa ajada que traés de la calle
hay leones
en las hojas del libro
que se duerme en tu pecho y no leíste aún
en todas sus historias que yo ignoro
hay leones
en los pliegues del cuerpo
de todas las que amaste
en sus bocas, sus fotos, sus cartas
hay leones
en tu infancia y la mía
en las manos inquietas de mi padre
hay leones
en cada rostro ido que insista en tu memoria
hay leones
en la luz que te bañe
cuando el placer extremo
en tu muerte y la mía
hay leones
en la mañana dulce que te encontró desnudo
y en el sudor del sueño que te agita a mi lado
hay leones, amor
hay leones feroces, hambrientos
sanguinarios
carnívoros leones de fauces entreabiertas
y de afiladas uñas que amenazan las horas
allí y aquí
ayer mañana y siempre
a lo largo del mundo que no vi
en lo hondo de aquello que no sé
que jamás me dirías
que no preguntaré
hay dorados leones
bellísimos y crueles
hay leones
jaurías de leones expectantes
rugiendo desde un mapa
que habitamos sin ver
mientras vivimos.

Consejos

Sabe esperar, aguarda que la marea fluya
—así en la costa un barco— sin que al partir te inquiete.
Todo el que aguarda sabe que la victoria es suya;
porque la vida es larga y el arte es un juguete.

Y si la vida es corta
y no llega la mar a tu galera,
aguarda sin partir y siempre espera,
que el arte es largo y, además, no importa.

Antonio Machado

Viene a cuento de ésto

Estadísticas

Vía Perro-Gato

Eso, ¿Qué es?


Vía Perro-Gato

28 febrero 2008

Fuego y hielo


Algunos dicen que el mundo concluirá con fuego,
Algunos con hielo.
De lo que he probado del deseo
Estoy con los que desean el fuego.
Si tuviera que perecer dos veces,
-Creo conocer bastante el odio-
Puedo decir que para destruir, el hielo
Es también bueno,
Y sería suficiente.

Robert Frost

26 febrero 2008

Hacienda impura


Lo mío es lo impropio
Ni era ni ea, es. Gracias, Omar.

24 febrero 2008

Estela

La despedida es todo lo que sabemos del cielo
y todo lo que necesitamos del infierno.
Emily Dickinson







Echa un fino hilo de agua
endulza
con cristales de azúcar
la verde yerba seca
revuelve
con el tubo de alpaca
la pequeña y humeante calabaza
y la extiende
con una mano temblorosa
hacia la mano indiferente de la amiga
los chicos gritan y se ríen
desde el patio contiguo
rayos del último sol
bañan su pelo y la crispada
actitud de su rostro,
cuando fuma.
Preferiría no saberlo; que nunca, nunca,
nunca, jamás me lo haya dicho
pero ahora, no sé...
¿de verdad, vos pensás

que debería agradecérselo?
La pregunta se enrieda,
como el humo en el aire
cierra un círculo.
¿A quién le importa la verdad
salvo que alivie algún dolor, a quién
salvo a quien deja con un gesto
un sólo gesto
tu vida atrás? No sé,
ahora ya no sé.
Las cortinas se inflan
como blancos fantasmas que pugnan por entrar
en la sombra creciente
de una rara y helada
tarde de fines de febrero
el coro de los pibes es un timbal que acopla
detrás de cada una
de estas pocas
lágrimas sin sonido, y ya sin rabia.
No sé. Vivir es una mierda.
No me digas
nada consolador,
por dios. Te pido. Nada.
En la ventana el cielo
ensaya una acuarela desvahída.
Lanza un grito hacia el patio
y baja
con infinita calma las persianas,
con un tirón nervioso
se acomoda el abrigo
sobre los hombros que desnuda
un vestido floreado que ya fue.

¿Caliento un poco el agua?

Orden del día


Cartas
ajadas por la mano sudorosa.
La lágrima oportuna
vuelve mancha
una palabra decisiva
en vilo
en vela
ve las cartas como piezas
las ordena
sobre el desorden solitario de las mantas
que no tiende ni arruga más amor.
Todo es lejano
hoy
todo al fin es lejano
esta mañana se parece a una de ayer
pero entonces
no había este dolor
de papel ordenado
con manchas de otro amor
con palabras confusas
de modo que
de otro modo
no sería posible
en vela
en vilo
derramarse al vacío
abierto entre los dedos
los dedos ciegos que modelan en la sombra
del cuarto de un hotel
esas formas que son
hoy por hoy
lo perdido.




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Cliquot - Beirut

23 febrero 2008

Gracias

a Joaquín por recomendar esto. Bellísimo.


Y este otro:

21 febrero 2008

Viejazo

Ahora me copé
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El Sábato del rock

Vos, en cambio, y muy especialmente tu disco Rodolfo, son intolerables.
A mí Sanz y vos me resultan igualmente pesados, mirá vos.
Como una ola incansable, llega y se repite en mi mente esta pregunta: el tirifilo éste, ¿a quién le ganó?

Ejemplo de rock nacional:
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19 febrero 2008

Proyección de la sombra


Podría consentir
-he consentido ya
cuando el agua
en manantial más puro
lavaba heridas pequeñas,
disolvía la sangre
la alejaba
como una rémora rosada, por la arena,
rastro de todo lo que duele,
silicio de la pena-
podría intentar
-todavía hay intentos,
la fuerza es ciega y la razón
fácil de conmover
cuando fracasa en su impostura
y se aviene a no regir el surco
donde entonces
sembró su cálculo imposible
especulando acerca de un destino-
(tanta impura certeza)
Podría abandonar
esta estación de piedras,
este andén de la nada en que me ubico
para verte partir sin que me veas:
ya lo único móvil es el tiempo
y no lo vemos,
no lo ves desde allí
no se ve desde el punto
fijado a expensas de nosotros
cadena de actos,
collar que enhebra la palabra equivocada,
el sueño fuera de lugar.
Lo inasible
- indecible-
sería de ese modo, la verdad
el único sentido de la historia
desde luego, a la sombra,
sí, a la sombra
sombra que cubre sin honores,
sombra que esconde
como un modelo de traición
todo aquello que ampara.

18 febrero 2008

Lo que hay

Restos (Saúl Esparza)


Hay pequeñas señales invisibles
apagadas alarmas que fluctúan
entre darse y negarse
un levísimo cambio inaudible, en el tono
un retirarse airoso, de tan ligero
como quien busca ser uno con el aire
como quien puede
convertirse de a poco
en un grano de sal,
pequeño grumo de materia cristalina
que habrá de disolverse
sin derramar su sombra sobre nadie,
sobre ninguna, sobre mí.
Hay la cercana superficie que se embebe
barro en un íntimo paisaje de inocencias
barro
colinas de esa sal que se disgrega
líquidos días, tiempo muerto,
tanto sinuoso corredor para perderse,
tan intenso jamás.

14 febrero 2008

Desde estas hermosas playas


Al sol


Va
y
ven
va
te hundes desnudo
en el breve horizonte de los ojos
ven
espuma, espejo
donde lo rojo
se vuelve verde
por un sacro misterio de la luz
va
visible apenas
el absoluto es cuando rozas
la piel dorada de febrero
ven
así me acercas en racimos los perfumes
nogal oscuro
manzana
granate
iridiscencia
va
desde su centro
grumo y salitre
resplandeciente
ven,
ven
ven.

Desde estas hermosas playas


Escarabajos

Pequeño toro
de lomo negro y opalino, tu
vientre brillante
un azabache que refulge bajo el sol
si el césped fuera
el mar inmenso
serías nave
barco sombrío que lo surca
si fuese el cielo,
entonces nube que custodia las tormentas
el infinito tiene cercas
entre estos muros
el jardín es ahora todo el mundo
la vida intensa nos resulta inabarcable
noche primera
entre las sábanas
heladas
blancas
de los viudos
este andar torpe
que persevera
día tras día
en el temor.

04 febrero 2008

03 febrero 2008

02 febrero 2008

Ver en el humo

hay hombres con los ojos llenos de candados
siempre cargan consigo algún secreto sórdido
una estampita de bordes carcomidos
y la foto borrosa de un amor sin retorno
los domingos la tienden como un mantel sobre el recuerdo
hacen su fiesta de un material sin brillo
fumando lentos
pueden ver en el humo el más fino detalle de ese rostro
ganar en el alcohol la melodía innata de los héroes
suspirar quebradito hasta la noche
de no ser por la yegua soledad que pide piel a gritos
y que le abran de una puta vez

Laura Yasan

Premio casa de las Américas

01 febrero 2008

Cuando no



Cuando reste del día
una línea de luz,
un trazo diluyéndose en el borde
del cielo siempre escaso
que pueda concebir esa ventana
(aquella que contuvo
su delgada figura
la espalda que sería
-ahora sin dudarlo-
su retrato más fiel,
definitivo)
con esa calma insana del verano
cayendo a plomo
sobre el bochorno de la calle
donde apenas podría percibirse
el distante
ladrido de los perros
mientras un humo azul
diseminado
en círculos deformes
explore los grisáceos
rincones de la cama,
y lento, pero firme
estalle el tintineo
de metales y loza
(con ese ruido impúdico
que tienen las familias)
en la casa de al lado,
como un réquiem absurdo
una canción vulgar que la recuerda
y ahoguen, repitiéndose,
obsesivas
las notas discordantes
de tu voz
hasta hoy,
desde hoy
desconocida.

31 enero 2008


amor es luz en los ojos



Edmond Jabès

El libro de las preguntas

Señala con una marca roja la primera página del libro, pues la herida es invisible en su comienzo.

El vacío es tu viaje.

Se entra en la noche,
como el hilo en la aguja,
por una apertura feliz
o sangrienta,
por la hendidura más luminosa.
Siendo hilo y aguja
se entra en la noche
como en sí mismo.

Tú vives pese a la vida. Eres más obstinado que la muerte.

De: El libro de las preguntas. Edmond Jabès. Siruela. 2006.

Turismo


Pasea
deslices de viandante
lisuras
de
palabra amable,
gesto cortés
la tontería envuelta
en fina gasa
la seda falsa
de su no ser.