20 febrero 2006


Ahora la paz
el día del milagro
cuando se abren las aguas
el amor
deja sus huellas sobre el mar.
Sólo podemos ver y oír
la luminosa voz de lo que crece
cantan las liras de la hierba: así cantamos.
Bajo el sol
el esplendor dorado del verano.
La vida abraza, nos rodea
hay manzanas deseadas
y racimos perfectos de cerezas
caballos blancos, sapos
cristales de agua, escarabajos
colibríes pequeños
plateados peces
rosas
lilas.
Descienda el beso
la caricia se estire como un manto
la lengua intensa, el soplo
dos blandas plumas en las manos infinitas.


Post scriptum:
No escribí este poema para vos, Daniela, pero cuando lo iba a subir, pensé en vos y en el que quisiste fuera tu último post en Sophrosine. Después de todo, lo que decimos sólo tiene como destinatario cierto a quien pueda leernos, a quien escuche. Las palabras son de aquél que las sienta como suyas. Yo te regalo éstas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

te agradezco tanto!.