15 agosto 2006

El consuelo del arte


Siempre alguien
pule cristales o
talla la dura corteza de los árboles
cava en la piedra una forma carnal
agrupa signos
sobre un liso desierto de papel
imprime
la huella de su palma en la caverna
que sellará el diluvio
modela
con el barro primero
la diosa más fecunda
la que traiga
los frutos a una tierra devastada
uno
al menos uno, siempre
(menos que uno, ya sabemos, es la nada)
libera en su garganta
la voz de todos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué lindo!

¿Por qué no lo escribiste antes?

Hace unos días estaba buscando algo así para "adornar" una gacetilla de prensa de un recital de Ale.

Ufa!

Para la próxima te lo robo.

besos

inx dijo...

Yo le adorno, si me adornan. A veces, me gustaría ganar plata con lo que me gusta hacer. Sí, para algunos trabajitos se hizo tarde, pero en febrero me pongo a tejer bufandas para el invierno 2007, te juro.

Anónimo dijo...

La huella, al fin, del Big Ben, del primer sonido, restallando sobre el vacío, se nos dejó el rastro, la impronta, en el pequeño ente, prendido como caricatura casi de lo que en el más intenso presente Somos. ¿Por qué de que otra "materia" podemos estar hechos sino de la original? Y ella acaso no tiene el Poder de la Creación? Ese es el Yo Soy. O el Yo soy Eso.
Enhorabuena. Es precioso este poema.