19 agosto 2006

Imprevisto


RODIN. El beso.


Con la dulce manía de acariciarle el pelo
podía sentarla sobre sus piernas
sin temblor
-la tan pequeña-
belleza contemplable
la mano en la cintura
mirarse así los pies
los pies de ella
y el pequeño soporte del zapato
ligero como un baile
con esa hebilla brillando sobre el raso
brillo de plata
el fondo negro
brillante el raso con esquirlas
de tanto andar las calles
tanto le gustan el sol el verde el aire
motas de polvo
a las suelas, adherido.
El cuerpo al fin, y sobre el cuerpo
cerca
el perfume
unas gotas de agua
en las puntas del pelo
largo
lacio.
Acierta a veces,
la previsión exacta
da en el tiempo
el espacio
sin embargo se asombra de la sombra
sensaciones o ideas:
es recuerdo si es ráfaga
o maldad, si es destello.
¿Y no era, al fin, el tiempo
lo que se hunde en el límite
de un demarcado espacio
o este cuarto, esta escena
la materia
que disuelven las horas
en aguas que nombramos
(como si fueran sólidas)
memoria?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

qué decir, inx, qué decir!!??

inx dijo...

Dígale sí a pizza con muá y nos vemos.