05 agosto 2006

Autostop


Como el fuego
volvía
aún lo sólido cenizas
y en el soplo
todo otra vez se dispersaba
como un fluido
esas moléculas del éter
imperceptibles
inconsistentes
la transparencia de una ausencia con aviso
otra vez
despoblando el paisaje
en ese éxodo
acaso recurrente
las fallidas alertas
cada mínima
alteración de formas
ahogando
su respiro incompleto
la turbulencia
de la final disolución
la nada abierta
el paso en falso
la caída
la humillación de la conciencia
la vergonzante actitud de la razón
sí, el dolor se adelanta
aún cuando el orgullo
no transponga
un límite sagrado
el detenido corazón de la memoria
pendiente de la horqueta de algún árbol
prendido a la dulzura
de moras en las siestas
con la lujuria del abrojo y las retamas
maullando sus tristezas juveniles:
el galpón
las ovejas
la muchacha de ancas como un monte.
Contra el viento
ahí tan cerca de la Noria,
las veletas quebradas.

Sobre las ruinas, después
la idea del tiempo
vida vivida, esquiva suerte
-las cartas vuelven siempre al mazo-
habrá otras manos,
ahora da
se quiebra cuando canta, precipita
un melancólico aguacero.

No hay comentarios.: