03 octubre 2006

Hálito


El desliz
la yema de tu índice en el vidrio
escribes borras
sopor y bruma
en el juego de lo opaco y lo brillante
frío calor
dentro y afuera
un otro lado de las cosas, su mitad
lo que a partir del ventanal
se abra o se cierre.
La boca cerca
el nombre
desde un trazo invisible
te dibuja
su relieve es contorno de tu aliento

(un nombre escrito
queda escrito
cuando todo se borra alrededor)

Frotar
con el helado borde de las manos.
No llueve tanto,
es que las lluvias regresan muchas cosas
evanescentes o sutiles:
agua, vapores
reflejos de la luz
brillos, la huella
lo ignorado que es después, reconocido.
Sin intención
dejabas
-hace una larga hora-
de invocarla con signos.
Yace tu dedo inmóvil
no hay señales
sobre el frío cristal.
Estás al fin
-por que hay un fin-
desalentado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me tocó una fibra. No podría decir otra cosa. Me gustaría hablarle del título, o del hallazgo de la palabra que cierra, pero su poema es increíble y no me deja decir más. Uno cree y descree de la poesía, todo el tiempo va y viene. Hereje. Hasta que uno lee un poema que lo atrapa y dice, o intenta decir, esta tela me sostiene, me está diciendo a mí, me voy a dejar caer.

inx dijo...

¿Qué dice, Carlos?