28 junio 2007

Tarjeta postal


La belleza mortal
está hundida en el sueño,
en la caverna en sombras
centellea.
La adviertes y desciendes
-ruegas porque deseas-
la imagen en reposo
el instante perpetuo en que se roza
el alma de la piedra.
Tu voluntad de amor
perfuma como sándalo
amas en anchos círculos
las ondas de tus aguas
la rodean, abarcan
la cama donde yace
muda
hermosa
quieta
ajena y tuya como todo
lo que rasga el puñal de la mirada.
Con sus tímidas manos
el césped y el rocío la defienden,
mantienen
al reparo del viento
que dispersa el pasado y el futuro
el ardor primigenio de las lámparas.

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