
Sólo una línea
una fina serpiente de tu puño,
su fluido.
Escupe sobre mí
en líquida espesura
pero no dejes
de tejer estos hilos que se sueltan y asfixian
cada vez que te apartas.
Toca este helado corazón
aún con las garras más filosas
sángralo
sángrame.
Mi vida empalidece
me he vaciado en papeles inútiles
si me dieras la muerte en una línea
una fina serpiente
arrancada del hueco de tus manos que amé
volvería
infalible
ese aire viciado
que respiramos
juntos.
3 comentarios:
Para Inx, la selección. O "al Colón".
Preciosos versos, mujer. En tus manos, el poema se vuelve un arma de precisión.
Arma incruenta, por cierto.
Dijo Celaya: "La poesía es un arma cargada de futuro exultante con que te apunto al pecho" Y yo le creo. Gracias, Franco.
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