17 octubre 2006
Distancias
(Sobre una relato de Walter Benjamin acerca del acto de peinarse, en la mañana)
Alisa
alinea o desenreda
su peine antiguo
cede paso al torrente
ese agua dulce
que hizo flotar los sueños
se devora de a uno
los dorados erizos de sus ondas castañas,
los deshace, despacio, entre los dientes
-sus diques afilados de carey-
El hombre mira:
¿soy yo la que se peina delante el espejo?
(los espejos ven todo
pero callan las cosas que el reflejo no abraza)
Cada imagen resuena:
una copa quebrada
sobre la ajena simetría de la alfombra.
El peine nos aleja
de la región del sueño
con meditada astucia,
socava la más densa arquitectura.
Un horror distraído
desencanta los palacios que habitamos
en las noches que crees
que has dormido a mi lado.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
5 comentarios:
Pensaba si la imagen del post anterior, donde un Saturno devora a sus propios hijos (o Cronos, o...) no correspondería más bien al día de hoy, 17 de octubre, entre el cementerio y San Vicente.
Pero es una ocurrencia, nada que ver con la realidad, nada que ver, nada... Y qué lejos Benjamin, qué lejos los espejos.
El regreso de la momia. Hoy miré todo eso y espero que Genovese, que tiene línea directa con Norep, me cuente qué dice. Fuerte la pintura de Rubens, ¿no? Ha de ser por el realismo. Gracias por la visita, hoy anduve un par de veces por su Doke.
"los espejos ven todo / pero callan las cosas que el reflejo no abraza".
Bella, musical, certera.
Un abrazo, Inx
Inx, demás decir que la poesía es bellísima y serena como esa mujer dormida. ¿qué texto de WB, para chusmearlo?
Debe ser algo que está en "El libro de los pasajes", yo lo leí en La ruina de Kasch, de Calasso. La verdad es que no lo cotejé, pero bien puede pertenecer a Infancia en Berlin, también, porque habla de peinar como un gesto materno por excelencia. Saludos.
Publicar un comentario