17 enero 2007

Haz


Ya,
imposible sosiego,
presente de un instante único
(sin pasada semilla ni fruto prometido)
dale a la niña rosada que abre el día
-para que el hombre
despierte de los sueños y abandone
ese tosco sopor donde se hunde
lo todavía no nacido-
un arma más filosa y efectiva.
Las manos de la pálida hermosura
sangran y dejan
en la comedia de las riendas
restos de piel,
las hebras de su seda
se adhieren a ese carro marfilino
y el polvo opaca
el azabache de sus potros relucientes
cuando parten en dos el horizonte
en su perpetua huída hacia las grutas:
¿cómo sabrá dónde se ocultan los deseos,
dónde la trampa certera del destino?
Grumo oscuro de
savia reseca,
carroza funeraria que nos lleva
a través de cambiantes horizontes
el cuerpo hacia la muerte,
retrocede la vida hasta esa idea
que fuimos en la mente de los padres
antes del fuego y aún un poco
más atrás, más lejos en el tiempo
más hondo en el vacío del mundo que no era,
hasta la forma primitiva,
primaria mente informe
de un fluido.

2 comentarios:

malditas musas dijo...

Carroza funeraria que arrastra un cambio de materia, la muerte como otra transformación

Anónimo dijo...

¿Un arma más filosa y efectiva?

La realidad, Inés, que es donde se encuentra la vida.

Uf!,por un momento pensé que se me había licuado el cerebro.

Besos muchos