06 febrero 2007

Preludio y solo



En esas manos donde
se asienta desde ahora la dulzura
y se vuelve despacio
hacia el rostro cambiante de los vientos
reluce una intuida maravilla
acunada
criada con las leches
salvajes, con la savia
agridulce y conversa
del árbol siemprevivo
que custodia la puerta del reencontrado infierno.
Cancel del paraíso
tu mirada detrás de las miradas,
ya está el ojo que alumbra
la visión verdadera
hay en todas las cosas
un destello que marca
la imprevista
celebración del rito de la noche
bajo lunas piadosas
sin palabras.
No más gestos, mi amor
el mar ondea aquí sobre la inmóvil
catadura del tiempo
sobre la pampa
de perdidas estrellas
ungidas con un brillo que conozco
porque estamos sin nombres
sin hogar ni vestido
sumergidos en brumas.
Opalo
oscura criatura de la denegación
cierra la boca ahora
crispa los dedos aferrando lo que sea:
a partir de esta noche
no habrá guías.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

"la celebración del rito de la noche"
Cumbre,humedad,soledad...

Palabras que irrumpen

Saludos

Vero dijo...

Esto es tan hermoso, Inés. Pensé en el árbol que provocó la expulsión del paraíso cuando hablaste del ?árbol siemprevivo que custodia la puerta del reencontrado infierno?, porque, ¿no?, aunque esté en el centro del paraíso está en la salida, de cierta manera, y en la entrada del infierno. Leo mi amor y una ola me cubre entera y me sacude. Y algo de eso vuelve en ese abandonarse, ese dejarse llevar sin guía, al final. Gracias.

Druida del Sur dijo...

No se que decir, pero la presencia basta. Espero presencias. Chau presencia.

inx dijo...

Gracias a ustedes, che. Disculpen pero estoy un poco desenchufada, sólo vine a ver mis mails y no pude reprimirme y entré. Enseguida vuelvo. Saludos a todos.

Mónica Sabbatiello dijo...

Abajo la represión
viva la poesía