09 diciembre 2005
Hay que ver
Con la última bocanada
de humo rubio de noche
que termina
en los bares como
a menudo en tu vida
todo empieza
con los ojos heridos
la resaca
de palabras de temas
opiniones teorías
confesiones a medias
escondiendo
ese fondo que duele
que se instala
como una línea dura de la boca
un alejar el pecho de la mesa
esa estocada de la pregunta inconveniente
la evocación de aquello
que amparado por nieblas
por velos de palabras
por excusas
duerme su sueño injusto
su desvelo presente
piedra de un árido desierto
de caras fragmentadas
algo que revela
ese gesto hacia un lado
de los labios besados
bajo tantas especies
ese humo del sexo
en cuarto oscuro
exilado, en los bordes
apartado de aquello
que se puede mirar
al mediodía
sin mesa familiar
sin amigos ni cines
recluído en los bares
los hoteles de paso
de paso
vivís tu vida
y hay que ver cómo ocurre
ese milagro
de ser quien se rebela
y quien se acepta
con tan poco en las manos,
con tan poco a esta altura,
casi nada. Todavía.
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