24 diciembre 2005

No es posible que al fin el milagro no estalle


Hoy quiero pensar la Navidad como celebración de un nacimiento, como anuncio, como reunión de magos a los que les fue revelado algo que implicaba ponerse en marcha, seguir las señales de la estrella, presenciar un milagro.
Mi amiga del alma, mi hermana y mi contracara, mi alter ego (o más bien mi superyó rubio e implacable) acaba de adoptar un hermoso bebé, su primer hijo. Hoy están en el centro de la escena del corazón de sus muchos amigos: Betty, Javier y Jerónimo. Suenen las campanas.
Lo que vibra en el mismo tono, va reuniéndose. Desde lo invisible, llegan señales etéreas que nos hacen andar. Pienso en la noche estrellada. Sí, hoy confío en la posibilidad del milagro. Espero. Esperamos. Las campanas alejan el mal. Los milagros ocurren. Feliz navidad.