10 junio 2006

Pietá III


Dijo la forma en que lo haría
lo anunció
primero en grandes líneas
demasiado sinuosas o algo grises
-la dureza del lápiz con que escribe-
más tarde con detalles tan pequeños
(así son los detalles
pertenecen al reino
de lo que medra lentamente hasta agrandarse)
que si no lo hubiésemos mirado
con la serena atención de quien no está
del todo atento a sí
ni fuera, todavía
de sus contornos de hombre aquí en el mundo
no habríamos podido
adivinar siquiera
el curso de sus pasos
la huella de su baba
plateada cinta del caracol
(animal por dos veces condenado).
Sobre la tierra
arrastrarse y cargar
peso a peso sobre la espalda el peso
dolores que se adquieren hasta hundirse en la carne
queratina de ayeres ensamblados
condena y casa
donde se enrolla lo que busca sin querer
el consuelo el sentido el origen
seguramente esférico del orden.
Hecho añicos fragmentos astillado confuso
deshecho y desarmónico: así lo vimos
con la mano en el pecho los ojos algo húmedos
le deseábamos entonces, lo mejor,
no podríamos decirlo con palabras
ni historiar el sentido de estas cosas
pero el deseo estaba
nos habitó y sostiene el delicado hilo de ese amor
la ilusión verdadera de ganar un mañana.

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