03 julio 2006

Cortejo


Vos me viste esa tarde
fuiste conmigo allí
-los dos andamos
por caminos distintos
que en un tiempo se cruzan-
me acompañaste desde
la corteza cercana de la tierra,
aunque a veces nos perdíamos
en las corrientes rápidas del aire:
en el ritual, estabas
tus ojos claros lo guardaron todo,
ensayaban conmigo
lo que podríamos llamar
(desde el abismo del sentido)
misericordia.
Cuando
se posa sobre otro
eso invisible que desborda
el cerco, el límite, el contorno,
todo se cubre con la luz
de esas astillas
regurgitadas por el cielo
de los días nublados.

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