23 enero 2006

Anoche

Cuando declinan los ánimos
la música decae
y el vestido de fiesta
se mancha
fatalmente de rojo
(vino que es sangre,
la inevitable encarnación
de los dones, la fiesta)
cuando las caras
empalidecen ante el sol de la mañana
y huyen los ojos
cansados de mirar
buscando el sueño del olvido
la pausa de las horas
en retirados jardines del sí mismo
donde sigue la historia,
la violenta
la de los cuerpos desmembrados
vaciados sus fluídos
sobre las sábanas
sobre las alfombras
sobre un mármol desolado
llenos de frío, regresar
con la resaca
la amargura
maldiciendo la aurora del después
la final madrugada.

1 comentario:

Mónica Sabbatiello dijo...

o el principio
de otra cosa
la fresca mañana
la brisa
el encuentro con uno mismo
despues de tanto escapar