09 enero 2006

Nada que ver


Puedo ver sus figuras
lentas
cuando viajan
hacia un destino de
pequeño punto antes de nada
temo
ese instante en que se pierdan
al final de la calle
-lo visible limita
con un negado sentimiento-
Entran
uno por uno
silenciosos y graves
en lo denso, lo oscuro
se sumergen
en algo hecho de tiempo
o de miedo, o zozobra
y no hay palabra que alcance
que designe
este pavor ante lo estéril
las entrañas vacías,
ya sin nombres los mundos
que armamos con arena
en laderas volcánicas.
La amenaza
-sus cimientos seguros-
la única certeza.
Estoy mirando desde aquí
cómo se alejan
veo un punto
al final de la calle,
si bajara los ojos
enseguida
o volviera
rápidamente la cabeza

no se vería más nada,
en un segundo apenas
sus figuras
son nada.

No hay comentarios.: