
Puedo ver sus figuras
lentas
cuando viajan
hacia un destino de
pequeño punto antes de nada
temo
ese instante en que se pierdan
al final de la calle
-lo visible limita
con un negado sentimiento-
Entran
uno por uno
silenciosos y graves
en lo denso, lo oscuro
se sumergen
en algo hecho de tiempo
o de miedo, o zozobra
y no hay palabra que alcance
que designe
este pavor ante lo estéril
las entrañas vacías,
ya sin nombres los mundos
que armamos con arena
en laderas volcánicas.
La amenaza
-sus cimientos seguros-
la única certeza.
Estoy mirando desde aquí
cómo se alejan
veo un punto
al final de la calle,
si bajara los ojos
enseguida
o volviera
rápidamente la cabeza
sé
no se vería más nada,
en un segundo apenas
sus figuras
son nada.
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