
De esa manera,
esquivo
cuando se cierra
sobre sí como
si el paisaje tuviera
un tope,
el horizonte
ciego de un punto
en que la rueda se detiene
o gira enloquecida
una veleta azotada
por los cuatro vientos
vibra
lejana
incomprensible para
el animal que lleva
y sabe lo que quiere
(lo quiere ahora
la urgencia no prevee)
no le expliquen
no le anuncies
lo que viene
el animal sabe
-es perfecto en su modo-
qué voluntad lo guía,
naturalmente.
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