12 agosto 2005
Vinci, abril de 1452
Abrir los ojos al mundo
en la esfera lechosa
del cuerpo de una hembra descastada.
Cuando sus contornos no alcanzan siquiera
los límites del valle
la paz o el desconcierto
de las aguas del Arno
que escapan hacia el sur, buscando el mar.
Aún la tierra es plana.
Abrir los ojos
y que el suelo y el cielo
te formulen preguntas
a través de las especies y las formas.
Descubrir
las imágenes maestras inquiriendo.
Sin otra voz que el llanto todavía,
recibir la señal
que tendrás, hasta el fin,
sobre la frente.
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