04 octubre 2005

Poco


Aún cree su palabra necesaria
y come de su mano
pero si roza el deseo los sentidos
o se eriza trazando una figura
que prospere, sedosa, por sus flancos,
se queda de este lado.
A un paso de cruzar tan próximas orillas
se disuelven las guías, la bruma del indicio
recorta al fin un límite, su filo.
Nadie duerme sobre el suelo donde él pisa.
Sabe, de noche tiembla. Es helado el silencio.
Todo mar que lo inunde es un desborde
un acopio de nada, un gesto inútil.

1 comentario:

Silvia dijo...

Qué hermoso poema, Inx...realmente un placer llegar hasta aquí. Un saludo.