04 abril 2006

Proyección de la sombra


Podría consentir
-he consentido ya-
cuando el agua
en manantial más puro
lavaba heridas pequeñas,
disolvía la sangre
la alejaba
como una rémora rosada, por la arena,
rastro de todo lo que duele,
silicio de la pena.
Podría intentar
-todavía hay intentos-
la fuerza es ciega y la razón
fácil de conmover,
cuando fracasa en su impostura
y se aviene
a no regir el surco
donde entonces
sembró su cálculo imposible
especulando acerca de un destino
(tanta impura certeza).
Podría abandonar
esta estación de piedras
este andén de la nada en que me ubico
para verte partir sin que me veas:
ya lo único móvil es el tiempo
y no lo vemos,
no lo ves desde allí
no se ve desde el punto,
fijado a expensas de nosotros,
cadena de actos
collar que enhebra la palabra equivocada
el sueño fuera de lugar.
Lo inasible- indecible
sería de ese modo, la verdad
el único sentido de la historia
desde luego, a la sombra,
sí, a la sombra
sombra que cubre sin honores,
sombra que esconde
como un modelo de traición
todo aquello que ampara.

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