27 abril 2006

Road movie


Diestra,
siniestra
una hilera de álamos
el margen
de la ruta
el paisaje seguro de lo idéntico
la serena certeza
frágil
menuda cosa hecha de plumas
de raso suave
o seda
molinete en el viento
azulino
rosado
lo sencillo se agita
irreverente
en la pausa del beso
inicio de memoria
el desatino.

Composición de lugar


¿Estás donde está tu mente?

23 abril 2006

Estos días

Estoy en ese "no lugar" que es la Feria del libro. Por ahora, hago play-back.

Carta al padre


Decirte sin contar,
sin condescender a las historias
a la necesidad de explicaciones,
de detalles
Es que amo los detalles tanto como
detesto las explicaciones
no las doy, ¿cómo es que pueden darse?
no las pido, ¿qué es lo que se puede hacer con ellas?
Decirte con palabras que regresen
algo de lo que barren
esas escobas viejas del olvido
Alto, fuerte, duro
irritable, feroz y tierno
con la torpeza de los duros que es más tierna,
cuando el alcohólico fervor
desvanecía el posible acercamiento
los ojos negros, las manos
que mis manos repiten en pequeño,
las sucesivas horas de tu vida
con vértigo en el pecho
una moral de fondo
un egoísmo
que de ningún modo jamás te hizo mezquino.
Yo sé, te hacías falta
te hacías falta a vos
habías estado solo más que nadie
Y decir un buen día
no quiero más, como a mí me lo dijiste.
Y te apartaron varias veces
de aquello que buscabas
asomando ese cuerpo
que ya estaba decidido a abandonarte
a los enormes ventanales
de aquél último lugar que como tantos
no te merecía.
Cuando me viste
ya navegabas en dos mundos
sin embargo
siempre ante mí brillabas
te gustaba mi modo
de responder a las provocaciones
era tu orgullo, tu versión mejorada y femenina,
era la niña de tus ojos,
de algún extraño modo
me habrás pedido que te escriba,
yo que nunca he podido
decirte casi nada.

20 abril 2006

Otra cosa


Dulce
como puede serlo cuando soplan
mejores vientos
brisas de otoño
doradas,
indecisas
ay de su mano y de su pie
de su ligera voz
salmo
plegaria de lloviznas
cielo cercano
en el cristal
veteado por el agua
te ves
-otra cosa es ayer-
distinto canta
la mañana tiznada de café
aromas y perfumes
en el mantel
la sábana
la manta del
impredecible frío
que acecha entre las migas
la humedad que se guarda
sorprende este desorden
del imposible amor
al mediodía.

19 abril 2006

Archie


Subiste a ver
había luz
se oía desde lejos
una música extraña
un aire de free jazz
sin una organizada melodía
con un extenso solo donde el saxo
parecía gritar en los agudos
y escupir,
en los graves,
una retenida maldición
contra la luz del día,
no debiste golpear
la puerta estaba abierta
flotaba en el ambiente
la liviandad de un humo conocido
siempre amable
aromático
no hizo falta que hablaras
ni dijeras tu nombre
algunos lo sabían demasiado,
otros jamás se cansarían de ignorarlo
intentaste acercarte
a quien te pareció más dentro de este mundo
preparaba café
lo servía, despacio
en unas grandes tazas blancas
era una suerte de niña envejecida
o veterana de guerras juveniles
todavía en reserva, por si acaso
-no, por dios,
no uses la cuchara
como no sea sólo para servirte
el azúcar, no revuelvas con ésa
el fondo de la taza-
y te empujó apenas con el hombro
para salir de allí, con la bandeja
a llevar el café, hasta la sala.
Quedaste a solas, en la cocina
apoyaste las manos sobre el mármol
y observaste tus uñas
los nudillos oscuros de tus manos.
Después fue lo que antes había sido,
un rapto de sentido en un abismo
descolorido y líquido,
el lamento de bronce de Archie Sheep:
cuando algo duele así,
no es posible que suene de otro modo.

18 abril 2006

Swinburne x 2


Amor y sueño

"...Tendida y dormida entre las caricias nocturnas
vi a mi amor inclinarse sobre mi desconsolada cama,
pálida como la hoja y el fruto del lirio más oscuro,
rasa, despojada y sombría, con la garganta desnuda
preparada para ser mordida, demasiado pálida para ruborizarse
y demasiado ardiente para estar inmaculada,
pero del color perfecto ausente del blanco y el rojo.
Y sus labios se entreabrieron amorosamente, y dijo
- no se más que, ahorrar una palabra - placer..."



Fragmentos de Atalanta en Calidon

Mirad a los dioses: no aman la justicia más que el destino;
lastiman la boca del noble y la boca del impío;
sangre corrupta dejan correr por las venas del hombre devoto;
mancillan el labio del santo y el labio del traidor.
Oh Dios, supremo mal,todos estamos contra ti, contra ti, Oh Dios.
Con la espada y la vara nos recoges;nos cubres de sombras apilando la hierba;
el destino debe cumplirse para oscurecer el rostrodel hombre ante ti, oh Dios
Fugaz y débil es el amor, ciego como una llama; enmascarado por la risa,
oculta lágrimas y deseos; a su lado camina un hombre y una doncella.
Una doncella en cuyos ojos todo goce se apaga
cuando los capullos encienden su aliento nupcial.
A él lo bautizan bajo el nombre del Destino;
su amada no es otra que la muerte...
Oh madre soñadora, ¿podrás cubrirme con todos tus anhelos,
cálidos como el sol, cuando yo me sumerja en lo oscuro,
como una sombra entre las sombras y solloce entre arroyos insalvables?

17 abril 2006

Cerca del mar


El camino es de piedras
de hojas secas
crujen los pasos
cae el sol , tarde fría.
Cierra el abrigo
las manos
se endurecen adentro,
en los bolsillos.
El viento que remueve
el viento
que separa y dispersa
pero después reúne
fragmentos del camino,
hojas sueltas de un árbol.
Hay días que le gusta y lo respira
se llena los pulmones
se renueva
esa corriente interna
de pasadizos, tubos
la imagen de la carne
por adentro.
Adentro
fragmentos de su rostro
dispersos y borrosos.
Nunca la vio
no la lleva
tomada de la mano
él la conoce como nadie
ni siquiera hace falta
la evocación engañosa del tacto
¿su olor?
si siempre la respira
sabe a qué sabe
lo dulce y lo salobre
la amargura, sin duda, está en la boca
envenena pensarla
si otra saliva
si otras palabras dentro
pero no
el corazón se abre
es la semilla, parte
delante de sus ojos
un líquido
un fluído
que le humedece
las grietas de los labios.
Camino al mar
las manos que se aprietan
el puño húmedo escondido en los bolsillos
salada, dulce
fluída, líquida
mano pequeña
cabellera enredada de medusa
cuando rompe la ola
y él se sienta a fumar
sólo una idea
de ella,
solo
en el borde grisáceo
de los acantilados.

Coronas



En mi mano
el otoño devora sus hojas: somos amigos.
Le extraemos el tiempo a las nueces y le enseñamos a irse:
el tiempo regresa en la cáscara.
En el espejo es domingo,
en el sueño dormimos,
la boca habla verdades.
Mi ojo desciende hasta el sexo de la amada:
nos miramos,
nos decimos cosas oscuras,
nos amamos como amapola y memoria,
nos dormimos como el vino en las conchas,
como el mar en la sangre que la luna refleja.
Desde la calle nos miran abrazados en la ventana:
es tiempo de que lo sepan,
es tiempo de que la piedra se acostumbre a florecer,
es tiempo de que te compadezcas del desasosiego,
es tiempo de que sea tiempo.
Es tiempo.

Paul Celan

14 abril 2006

13 de abril


Vas a darme la mano
te acompaño hasta el borde de la cama
con cuidado
vas a sentarte allí
lentamente
inclinarás el cuerpo
te alzo los pies así
hasta que puedas
recostarte y dejar
sobre la almohada
la frente de las fiebres
tus manos de uñas largas
inmensamente pálidas
con esa vena azul
esa mancha morada
me acerco demasiado para oírte
tu voz está tan débil
que apenas se le impone
al rumor de la queja
la letanía eterna del dolor
la despedida.
Si hubieses podido elegir
si así te hubiese sido dado
habrías hecho, entre nosotros
un corolario del adiós
una frase que convierta
palabras en legados
un mantra, un koan
un regalo
un souvenir de tus viajes por el mundo
dando vueltas y vueltas
alrededor del sueño
de una casa.
Tu muerte habría sido
algo vestido de pudor
tejido a mano
(inmensamente pálida
la vena azul
la mancha púrpura)
entre un recuerdo de cocina
de espuma de jabón
una caricia estéril pero ardiente
en algún tramo
leve
ligeramente áspera
-de modo que se imprima-
La memoria, después
tiende a llanura
y poco a poco
se desentiende de lo débil
lo que no pudo ser
lo que quedó para un mañana
de todos modos imposible.
Para el cuerpo, pudor
el alma, ahora sabemos
no requiere
cubrirse de los ojos invasivos
siempre esta ahí,
cuando se tuerce de dolor
cierra las puertas,
no se exhibe.

12 abril 2006

Famosos en el bosque



a) Robledo Puch
b) Yiya de Murano
c) Santos Godino
Como madre preocupada por su educación, dedico este rinconcito a mi hija Sofía, de 11 años, que suele preguntar acerca de muchos personajes, si es que son famosos o no. Como a muchos de su generación, les han dicho que la fama es un valor en sí misma.
Acá tenés, Sofi. Estos, fueron todos famosos.
A mamá, vos ya la conocés bien, para vos es famosa.

Repite John Donne:

¿Dónde podríamos encontrar dos hemisferios tan perfectos
Sin el Norte glacial, sin el agonizante ocaso?
Aquello que muere no está debidamente amalgamado;
Si son nuestros amores uno, o si nos amamos
Sin desmayo, de ningún modo moriremos.

"Aquello que muere no está debidamente amalgamado."

Estaciones-Trascendencia (contribuciones antropo-botánicas)


Abrojo:

se dispersa por semillas
en primavera, con las lluvias
fructifica
es altamente invasivo
prende
sus pequeñas espinillas
parasitan infinitas superficies
otras plantas,
la piel de algunos animales
se extiende tanto
que dificulta su control,
es una plaga
la brevedad de sus apegos
no aquieta
su poder destructivo,
la estela
el escozor que deja
donde imprime su rastro.

11 abril 2006

Los buenos días


¿Qué hicimos, a fe mía, hasta el instante de amarnos?
¿Apenas habíamos empezado a vivir hasta entonces?
¿Absorbíamos puerilmente los placeres encendidos del campo?
¿O roncábamos en la cueva de los siete durmientes?
Así fue; pero eran fantasías todos esos placeres.
Siempre que descubría alguna bellezay la deseaba,
eras tú a la que anhelaba en mis sueños.
Y ahora buenos días a nuestras almas que despiertan,
Que se observan una a otra no sin miedo;
Por amor todo amor sobre otras miradas prevalece,
Y construye un pequeño refugio en cualquier parte.
Que los descubridores de mares visiten nuevos mundos,
Que mundos sobre mundos a otros los mapas les enseñen,
Déjennos conquistar un mundo; Cada uno posee el suyo, y es sólo uno.
Mi rostro en tus ojos, en los míos el tuyo,
En los rostros descansan los fieles corazones;
¿Dónde podríamos encontrar dos hemisferios tan perfectos
Sin el Norte glacial, sin el agonizante ocaso?
Aquello que muere no está debidamente amalgamado;
Si son nuestros amores uno, o si nos amamos
Sin desmayo, de ningún modo moriremos.

John Donne

Bocas


No me digas
lo que hubieses querido
decirme ayer, cuando callaste
no menciones siquiera
aquello que guardaste en lo profundo
ni me expliques
las razones de entonces,
la intención del ahora.
Nada de eso.
Nada de eso.
Nada.
Sólo contempla
-del modo en que lo hace quien medita-
quien detiene la imagen
en la urgencia absoluta de encontrar un sentido
la raíz
el núcleo de las cosas en el centro
de ése, su propio corazón que bate
como un motor en fuga
con estruendo
con humo
con dolor
y con sangre.
Sólo contempla
tu boca en el espejo transparente
del fluído mayor
mira
atento, circunspecto
el hueco donde habita
lo feroz y lo dulce
qué hierbas muerdes
qué venenos admites
qué río de hiel se escurre hacia tu vientre
qué besas, qué masticas
y qué dices
-qué cosas dices-
qué imágenes convocas
qué respiras, qué bebes, qué prometes
qué opiniones, qué dichos, qué conjuros
qué metáforas repites para otros
cuando escribes con tintas
indelebles y oscuras.
Mira tu boca muchos días
lo que inhala y escupe
después dirije los ojos lentamente
a las bocas cercanas
estudia el gesto
un segundo antes del sonido
del trago
del beso
comprenderás así
muchas cosas del hombre,
del mundo
del amor,
de los dioses.
Comprenderás entonces
(porque así se comprende)
casi todas las cosas.

10 abril 2006

Dormir, soñar, partir, volver.

Estoy en una ciudad desconocida. Me pierdo en sus calles, no tengo dinero ni la dirección a la que intento volver. Sólo puedo dar una pálida descripción de un barrio. La gente no conoce el lugar, alguno me indica que deberé pasar por el seminario para llegar allí (el se-mi-na-rio) Encuentro por fin, a alguien que me va a llevar, aparecen un par de amigos míos, subimos a un taxi. El taxi parte y yo me quedo afuera, en la calle. En la casa a la que intento llegar está también mi hermana, me ha regalado una cámara de fotos que sólo tiene la posibilidad de sacar 2 fotos. Es un objeto extraño, parecido a un encendedor de cocina, con una pequeña pantalla como las de las cámaras digitales. Miro en la pantallita y veo una persona que se aleja, de espaldas a mí, por la calle en la que vivo, (la real) hacia el centro. No puedo volver, no puedo precisar el lugar al que quisiera volver, no tengo medios para volver, estoy sola en una ciudad extranjera.

Demasiados mensajes para un solo sueño.

08 abril 2006

Ensor

¿Esperan algo aquí o ya

no esperan nada?

Cumpleaños chino



Aquí, la comisión de festejos. Ni hao?

07 abril 2006

Fuego. Agua.


En esa playa extensa
ardieron débilmente
mil fogatas aisladas,
cada astilla ha resistido
la humedad,
la marea.
La luna, como siempre, sigue allí
con métalico brillo
lidera los ejércitos oscuros,
su plan desconocido
la previsión secreta
que ha de ser el mañana.
No te dejas guiar,
no persigo
la certeza que tantas
razones velarían.
Vacilamos, pendientes.
Tan poca fe es la urgencia de un deseo.
Del lado izquierdo de tu camisa,
mojado y rojo
se puede adivinar
el destello que ocultas
como quien cubre sus ojos con las manos
resistiendo la luz.
A mi cerrado ventanal no llega el día.
Así nos vimos
cuando el vaso rajado
perdía, gota a gota,
un agua escurridiza.

Cada mitad trasluce su vacío.

06 abril 2006

Hay


Hay pequeñas señales invisibles
apagadas alarmas que fluctúan
entre darse y negarse
un levísimo cambio inaudible, en el tono
un retirarse airoso, de tan ligero
como quien busca ser uno con el aire
como quien puede
convertirse de a poco
en un grano de sal,
pequeño grumo de materia cristalina
que habrá de disolverse
sin derramar su sombra sobre nadie,
sobre ninguna, sobre mí.
Hay la cercana superficie que se embebe
barro en un íntimo paisaje de inocencias
barro
colinas de una sal que se disgrega
líquidos días, tiempo muerto
tanto sinuoso corredor para perderse,
tan intenso jamás.

Espejo


Soy plateado y exacto. No tengo preconceptos.
Cuanto veo, lo trago inmediatamente
Tal cual es, sin empañar por amor o desagrado.
No soy cruel, sólo veraz:
Ojo de un pequeño dios, cuadrangular.
Casi todo el tiempo medito en la pared de enfrente.
Es rosada, con lunares. La he mirado tanto tiempo
Que creo que es parte de mi corazón. Pero fluctúa.
Las caras y la oscuridad nos separan una y otra vez.

Ahora soy un lago. Una mujer se inclina sobre mí,
Buscando en mi extensión lo que ella es en realidad.
Luego se vuelve hacia esas mentirosas, las bujías o la luna.
Veo su espalda y la reflejo fielmente.
Me recompensa con lágrimas y agitando las manos.
Soy importante para ella. Que viene y se va.
Todas las mañanas su cara reemplaza la oscuridad.
En mí ella ahogó a una muchachita y en mí una vieja
Se alza hacia ella día tras día, como un pez feroz.

Sylvia Plath

Yira, yira



Mientras tanto, cambiamos de afiche.

05 abril 2006

Los mares del sur



Mi primo no habla de los viajes que ha hecho.
Dice, displicente, que ha estado en tal sitio o en tal otro
y piensa en sus motores. Sólo un sueño permanece en su sangre:
una vez cruzó el mar como fogonero en una embarcación pesquera holandesa, el Cetáceo,
y bajo el sol vio volar los pesados arpones,
vio ballenas que huían entre espumas de sangre
y cómo las perseguían y cómo alzaban las colas y bregaban con el bote.
A veces me lo evoca. Pero cuando le digo que está entre los afortunados
que vieron la aurora sobre las islas más bellas de la tierra,
sonríe ante el recuerdo y responde
que el sol se alzaba cuando el día ya era viejo para ellos.

(fragmento)

Césare Pavese

Irse de casa


Vamos
ya se ha cumplido el tiempo
la tarea
la espera
es la hora
vamos
de pie como se hace
toda cosa terrestre
de pie
a pie
desnudo
como recibes
unas celestes gracias
en el día de sol
la noche entera caminamos bajo la lluvia
andando
las condiciones cambian
duran poco
siempre se trata de cuestiones inestables
perversamente breves
que obligan a escrutar
juzgar rápidamente
las señales del cielo
lo que indica la rosa
que deshojan los vientos.
Todos los vientos llevan
tus cosas a otra parte
difunden, alejándolas
o empujan al regreso,
hacia el hogar que ahora
nos encuentra distintos.
La casa no era así.
Esta ya no es mi casa.
Secos están los jardines del instante
no estábamos aquí cuando la flor,
no estaremos mañana.

04 abril 2006

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos


Vendrá la muerte y tendrá tus ojos

esta muerte que nos acompaña

de la mañana a la noche, insomne,

sorda, como un viejo remordimiento

o un vicio absurdo. Tus ojos

serán una vana palabra,

un grito acallado, un silencio.

Así los ves cada mañana

cuando sola sobre ti misma te inclinas

en el espejo. Oh querida esperanza,

también eses día sabremos nosotros

que eres la vida y eres la nada.



Para todos tiene la muerte una mirada.

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.

Será como abandonar un vicio,

como contemplar en el espejo

el resurgir de un rostro muerto,

como escuchar unos labios cerrados.

Descenderemos en el remolino mudos.

Césare Pavese

Horacio a todas horas

..."Tú, que fuiste inquietudes para mí y eres ahora deseo y cuidado no leve, evita el mar, el mar que baña las Cícladas brillantes"...

Proyección de la sombra


Podría consentir
-he consentido ya-
cuando el agua
en manantial más puro
lavaba heridas pequeñas,
disolvía la sangre
la alejaba
como una rémora rosada, por la arena,
rastro de todo lo que duele,
silicio de la pena.
Podría intentar
-todavía hay intentos-
la fuerza es ciega y la razón
fácil de conmover,
cuando fracasa en su impostura
y se aviene
a no regir el surco
donde entonces
sembró su cálculo imposible
especulando acerca de un destino
(tanta impura certeza).
Podría abandonar
esta estación de piedras
este andén de la nada en que me ubico
para verte partir sin que me veas:
ya lo único móvil es el tiempo
y no lo vemos,
no lo ves desde allí
no se ve desde el punto,
fijado a expensas de nosotros,
cadena de actos
collar que enhebra la palabra equivocada
el sueño fuera de lugar.
Lo inasible- indecible
sería de ese modo, la verdad
el único sentido de la historia
desde luego, a la sombra,
sí, a la sombra
sombra que cubre sin honores,
sombra que esconde
como un modelo de traición
todo aquello que ampara.

La nave del estado



¿Te llevarán al mar, oh nave, nuevas olas? ¿Qué haces? ¡Ay! No te alejes del puerto. ¿No ves cómo tus flancos están faltos de remos y, hendido el mástil por el raudo Ábrego, tus antenas se quejan, y a duras penas puede aguantar tu quilla sin los cables al cada vez más agitado mar? No tienes vela sana, ni dioses a quienes invocar en tu auxilio, y ello por más que seas pino del Ponto, hijo de noble selva, y te jactes de un linaje y de un nombre inútil. Nada confía el marinero, a la hora del miedo, en las pintadas popas. Mantente en guardia, si es que no quieres ser juguete del viento. Tú, que fuiste inquietudes para mí y eres ahora deseo y cuidado no leve, evita el mar, el mar que baña las Cícladas brillantes.

HORACIO

03 abril 2006

Varados


Dar el sentido
legar
para la mano que se extienda
lo que se guarda,
aquello que logramos
a veces sin saber
de qué modo a qué precio
por cuánto tiempo más
por cuánto tiempo
empeñados como estamos en
medir todas las cosas
con esta vara conocida
tantas veces inútil
de muchos modos torpe,
para infinitos usos
inadecuada.

Ucello



Sólo porque es bello. Aunque no sólo, también por la extrañeza que provoca esta mirada, el modo en que la subjetividad se separa o se distancia de la escena que representa (una batalla), abstrayendo la belleza de la forma, la armonía. Como si esa mirada se ubicara en otro punto, un punto del tiempo más durable, menos sujeto a la inmediatez, el tiempo de quien puede observar meditando la escena. También por esa rara vecindad que le encuentro con las estampas japonesas.