04 noviembre 2005

Mi hermana


Ayer, después de hablar con vos, reviví esos momentos, cuando éramos chicas y nos íbamos a dormir. Yo, la menor, pasaba la mano por entre los barrotes de la cuna de madera, para que vos la tomaras entre las tuyas. Tenia miedo y vos me defendías. Ni siquiera tenías dos años más que yo. Me vestías, me llevabas al colegio, me dejaste en herencia tus amigos, me obligaste a luchar por lo que quería. Me seguís defendiendo, vos reconocés el terror, cuando me habita.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Parece que hoy no se graban mis comentarios. Lo intento otra vez (ya lo hice dos veces y nunca pude repetir lo que ya había escrito, todo junto quizás daría una idea más cercana de lo que quiero decir, si es que puedo decir lo que quiero).
Dije algo así que la hermana es el ser genéticamente idéntico, que nos enseña como un espejo nuestro propio horror y cierta idea trágica de la vida, que por qué no.
Ya sabés que te leo siempre pero que me cuesta dejarte comentario. Todo lo que se me ocurre me parece vano, que no llega a la altura de lo que se despierta en mí cuando te leo.
Pero hoy quiero agradecerte estas palabras.
Y me parece que lo he hecho un poco torpemente.
Gracias.

Anónimo dijo...

Hermosa la imágen de la mano relatada. Me hace acordar a la mano de mi hija Lucía buscando a la de su hermana Laura..... o buscando en alguna oportunidad la mía propia, si mal no recuerdo.
Pienso y espero con optimismo que hayamos podido frenar en cierta medida el terror de ella en el asomarse a su oscuridad y su vida.

Al fin y al cabo, es una de las tareas artesanales para las cuales vale la pena estar vivo.

inx dijo...

Casi todo lo que vale la pena no ha sido,por fortuna,industrializado.

Anónimo dijo...

Sí.

Mónica Sabbatiello dijo...

Hay miedos y miedos.
Algunos pueden orientarnos.
Otros son pura merda, basura ajena.
Investigarlo, no escaparle, es lo más sano, lo que deja libertad para expulsar los monstruos de cartón piedra, libertad para hacer frente a los monstruos de los otros, los que no nos pertenecen, libertad para elegir la valentía, si el monstruo nos cierra el paso a la autenticidad. No darle nunca la espalda, creo, no hay peor miedo que el miedo al miedo.
Otra cosita, qué suerte tener hermanos genéticamente afines... No sé lo que es. Sé sin embargo, que la tengo a usted, hermana sin genes pero con un alma gemela. Ya lo sabe.

inx dijo...

Ya lo sé, pero mi hermana es muy celosa.

Silvia dijo...

En mi caso la mayor soy yo, pero la que me defiende es ella...
Un besito, Inx