16 noviembre 2005

Videncia


No es grato ver
la luz cuando todo lo devora.
La sombra ampara, siempre
pero este sol inevitable
este absoluto mediodía
rompe todo lo que crea
la simulada eternidad bajo la luna.
Nadie querría, de verdad, la verdad
¿quién de nosotros se atreve a soportarla?
Hoy es un día
con inmensas ganas de restarse,
de sustraerse por asalto al almanaque
de vaciar el universo,
esta cámara de horrores,
este quieto teatro
de todo el que pudiera acercarse hasta la sala.
(sin duda por error involuntario)
La muerte causa a veces
curiosidad, como un deseo
el ímpetu de quien corre hacia el vacío
pero si es cierto,
si es que la rueda
nos trae y retrotrae todo el tiempo,
-al tiempo, todos-
lo lamento. Ya pasará,
ya casi pasa. Yo no quería decir esto:
no hemos venido aquí a ser felices.
Lo siento de verdad. Yo no quería,
yo casi nunca quise ver esto que veo.

1 comentario:

Mónica Sabbatiello dijo...

Sí.
Esa medialuz junto a la mesa de leer.
Ese empeño en no usar gafas.
Esa búsqueda del otro lado de la realidad.
Me parece que todavía hay un salto pendiente.
Un saber devorar la luz inmensa que está justito al lado del ensueño.
Donde se encuentra y donde no se llega.
O a donde tanto cuesta llegar.
Porque estar está, a plena luz del día.
Sólo que faltan las claves. Y las buscamos en los sueños. Pero, que horror, allí no es. Sólo es un pasillo de falsos espejos.