28 noviembre 2005

Entonces


En la esquina, las vías
los canteros al pie
de cada árbol.
Las medianeras
las rejas
plagadas de jazmines,
tanto Virrey
que no es posible recordarlos
sin confundir.
El tren
el tren
tan cerca como pueda
(me gusta tanto)
sentir su vibración
verlo pasar
la placita de Moldes
la de los varios besos
en la sombra.
Las calles huelen
recién cuando la noche.
No hay otro modo para mí
la oscuridad nunca
tendrá otro aroma
que el que resulte
de la fina mixtura
de tu boca y la sombra,
y el sonido del tren
su latido
en el hilo pendiente
de saliva
de dos,
así.

4 comentarios:

Jorge Alberdi dijo...

Sé que sonará cursi, pero el mero hecho de ser de madera me habilita para todo: me estremece. Un cóctel con todos los brebajes del conjuro que invoco, hasta el sonar del corazón de la bestia mecánica.
Gracias

Gus Nielsen dijo...

A mi también me fascinan los trenes. Beso.

inx dijo...

La Unión Ferroviaria y yo, agradecidos.

Anónimo dijo...

Muy buen poema!
No encontré un e-mail para escribirte, así que te dejo esta dirección donde puede abrirse un e-book sobre trenes (poesía). Me comentás luego en mi dirección de email tu impresión (jorgedipre-arroba-arnet.com.ar), si querés, por supuesto.
Muchas Gracias.
http://ar.geocities.com/elheresiarca/entretrenes.swf