29 noviembre 2005

Observando el desarrollo de algunos acontecimientos


que intentan afirmarse hacia la hondura. Sinuosas formas, inspiradas en la sed.

2 comentarios:

Miguel P. Soler dijo...

Qué bellas esas raíces que se separan del suelo, mientras el verdín llena sus intersticios. Cuando camino por los senderos, y veo esos dedos grises que se desentierran formando signos cuniformes sobre las tierra, el ansia de la lectura me vuelve, y el de la escritura me serena. No puedo leer mientras hago senderismo, pero el bosque siempre habla mientras lo recorro.

Hay un árbol maravilloso, en la selva valdiviana de Aguas Calientes, el Ulmo (así me lo nombraron). Sus raíces salen y vuelven a enterrarse a alturas increíbles, formando arcos y puentes, abrazándose a la piedra y enlazando otros árboles. Un árbol tentacular de húmeda belleza.

Salutte.-

inx dijo...

Qué maravilla todo lo que consigo que me cuentes, diciendo yo tan poco. El blog no deja de sorprenderme.