El primer error, sin duda es mío. No tengo nada que decirte. O he dicho todo. Ahora el eco, si responde, hablará del acierto o del error.
Una palabra impulsiva
un acto brusco
un pensamiento egoísta
son la semilla de la calamidad y de la muerte. Lo pequeño se agranda lentamente.
4 comentarios:
Me recuerda el cerdo flaco del I Ching, que tanto estragos hace.
Cuidado quien se ponga cerca.
A veces, creo, la calamidad sirve.
Se aprende.
¡Qué remedio nos queda a los que no somos dioses!
Corregirnos.
tambien lo desmesurado,llegado su punto culminante,comienza a decrecer,el silencio es bueno para darse cuenta en que punto del proceso nos encontramos.
Sí, corregirnos.
Pero el cambio es mucho más difícil y lento que lo que uno pensó cuando comenzó a darse cuenta de la necesidad.
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