Sangraría por la herida. Pero la sangre de pato no afluye a herida alguna, no las reconoce.
Narciso, asomado a las aguas, se embelesa. Se diluye en sus reflejos, se ahoga.
Triste náufrago de sí.
23 julio 2005
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
a pura tacha
Publicar un comentario